Bueno, fieles, ya estoy aquí. ¿Que dónde me he ido? Si es que no me dio tiempo a comunicaros de mi partida por razones ajenas a la empresa... pues nada, que estaba en casa y me dije "¿porqué no me piro a ampliar el Imperio del Macho?". Sí, porque aquí ya todos le tenéis el respeto que se merece, pero creo que Nuestra Divinidad tiene la suficiente capacidad nacional para ser internacional y yo el suficiente ímpetu para colonizar otras naciones. ¡Mi fe da para esto y mucho más!
Así pues, acompañado de mi Señora y unas amistades de clase, comprometidos también con el tema, y reuniendo un ejército de unas 1520 personas (la mayoría de ellos andaluces, se ve que tienen perras), alquilamos para el caso un barquito, directos al Mare Nostrum, no sin antes recalar una noche en Barcelona, la cual cayó rendida ante La Nueva Fe. De ahí el bajón del chino popular de Carod-Rovira en estas elecciones.
Partimos (pero no por la mitad... ja) hacia Túnez (¿y para que quiero yo tanto Atún? ja y ja) porque primero hay que empezar por lo difícil. Una cultura diferente, una religión distante y un tufillo extremista que lo hacía todo un reto. Pero oye, toda una decepción. Estado laico, convivencia pacífica entre tres creencias distintas y aire europeo, donde destaca un extraordinario respeto a la mujer, nada que ver con lo que a veces sale en la tele del eje del mal ese. Eso sí, algo de pobreza (para ser una capital, se veía más pueblo que Alcantarilla). El Bazar muy chulo y muy de película. Nada, conquistado... en cuanto prometí instalar de nuevo la poligamia (prohibida hace unos años).
Seguidamente, para Italia. Nápoles, Roma y Livorno fueron las elegidas. Este país entendió mi política inmediatamente, acostumbrados al concepto de imperio antes y con una cultura parecida a la nuestra, estaban deseando un Líder. Aparcan como el culo, son mafiosos (en Nápoles flipamos, ya os contaré) y poco disciplinados, así pues como nosotros. Sólo nos queda limpiar todas esas ruinas que tienen en medio de las ciudades... si es que son unos gandules, pijo.
Por último, me quedaba Francia. Ya el Nono, emisario especial del Macholegendarismo, había iniciado cierto movimiento. Una vez abierto el camino, estaban prácticamente rendidos (como en la Segunda Guerra Mundial... si es que son unos cagados), pero una pequeña aldea de irreductibles galos se resistían. Mónaco, el Principado del Alberto éste, y sin chiste sobre su más que posible homosexualidad, resistía por razones ya aclaradas en esta misma frase a abrazar nuestra religión de verdaderos Machos. Y claro, teniendo perras, tenía que ser nuestro (ya que Oxados no me saca de pobre). Ni casino, ni palacios ni el fantasma de Greace Kelly pudieron impedir completar una tercera invasión. He dejado en el cargo de virrey a un tal Sarkozy, que me cae bien el tiparraco.
Y así, grosso modo, fue como colonicé otros tres países para la Causa del Macho Legendario. Ahora están todos en la misma sombra, gloriosos y limpitos, clamando a los cuatro o incluso cinco vientos el nombre del Más Grande. Y de paso el mío, pijo en Dios, que para eso me he zampado más de 3000 kilómetros de paseo.
Después de tan trabajoso trabajo, vuelvo a mi vida real. Que no os engañe la barra libre, el servicio personalizado, las comilonas buffet y las cenazas a la carta, las fiestas todas las noches en el Crucero, la música en directo por la tarde, los espectáculos, la gente de buen rollo, tanto tripulación como pasajeros, el asistente para tener la habitación al pelo, el jacuzzi, la piscina, el gimnasio y alguna cosilla más, porque ha sido muy duro. Deberíais pagarme todos unos eurillos por el esfuerzo o, al menos, darme las gracias por llevar el Santo Nombre a través de las fronteras. No pasa nada, alguien tenía que hacerlo y quién mejor si no, que el Mesías.
P.D: Y encima he conocido a Félix el Gato. Cágate, chaval. Un famoso de esos famoso, famoso, además de un genio del humor.